domingo, 18 de diciembre de 2011

haikus


Algo de viento,
media luz, media sombra
y ya anochece.

Y si no fuera,
la brisa más que una idea?
una sombra?

Esas son hojas?
O mariposas rotas
que cubren la calle?

Verde al fin,
carne y alfabeto,
graffitti en el bamboo.

haikus más


Cuando la lluvia cae,
sigilosa acaricia
la vereda.

Silencio en espiral,
la noche esta vez
es muro de dudas.

El aire quieto
la sombra de los pinos
es río de luz.

Todo se mezcla.
Autos y aves,
sonidos de la mañana..

viernes, 1 de abril de 2011

3 CASI HAIKUS 3


Huelo a alcanfor al final de la tarde,

expira este día.

Sin luna la noche es oscura,

quieta,

como agua estancada.

Ruedan los troncos en la hierba

la tala,

el fuego: cómplices.

viernes, 25 de marzo de 2011

Pequeños poemas marinos



1.
El azul y la colina quieta, lejana
la temible intermitencia del escollo convertido en saliva
y la niebla
que surge inmensa en la corriente marina.
Quién sabe de esta vida salitre, salobre?
Quién remedia los corazones de pesca,
los cuerpos suspendidos en redes de mar y tierra?
La inocencia de viento en la orilla, su sinuosa estela de tierra
y la costa lejana a los hombres que intrigan en la turbia ceniza,
la mal disimulada conciencia de la noche.
2.
La espuma salada apenas respira sobre la arena blanco-amarillenta.
Todo se convierte en un espectáculo oscuro y agonizante
en medio de la euforia de los turistas,
intencionalmente ajenos a cualquier tipo de angustia.
3.
Es imposible pensar que hay un orden lógico
en la forma en que los pescadores pintan sus barcazas.
Aún más allá del nombre que adorna la popa: “Mi sueño”,
“Esther” o “Pablito”, nada indica que exista un lenguaje secreto,
como los taxis que en cada país o ciudad brillan con distintos colores,
como los colectivos que así se identifican según sus rutas,
pero en estas barcas no,
no hay señales de un indicador
de algo que podría significar
esas líneas rojas sobre el fondo negro
o las estrellitas azules sobre ese rabioso naranja.
4.
Algunos peces siguen la sombra del sol sobre el agua,
no todos,
pero algunos cardúmenes sienten esa necesidad,
como si se tratara de una protección, de una guía.
5.
Se trata de la vida simple,
de la risa del recién llegado,
del que no entiende la inmediata y desigual
proporción de miedo,
al comienzo de la noche
en el inmutable desierto cálido y ventoso
como el mismo sonido de la marea,
así,
muerte de sol y silencio.